Cuartel general de la Guarnición de Tampico
Febrero 21 de 1929
Queridos camaradas de Verbo Rojo, salud.
Desde el fondo de mi calabozo dirijo a ustedes estas líneas, portadoras de mi protesta más enérgica contra los procedimientos salvajes y criminales llevados a cabo por el General Eulogio Ortíz encargado de este cuartel, dizque para hacerme confesar la verdad sobre el artículo publicado en Avante, considerando injuriosas al presidente las verdades ahí explicadas.
Cada pregunta iba acompañada con golpes con el puño de la mano y con el mango de un fuete hecho con alambres. La sangre me brotó enseguida, pero la feroz bestia no logró intimidarme, y al mirar cara a cara su mirada desafiadora, sacó su pistola y disparó contra mi cabeza, pero no hizo blanco, tal vez porque no era su propósito asesinarme en ese momento.
Ayer por la tarde, fue traído aquí el compañero Santiago Vega, quien supongo habrá corrido la misma suerte. La bestia negra que aquí nos juzga me anunció que tendría que agotar todos los métodos inquisitoriales: inyecciones para producir enfermedades, machacarle a uno los testículos produciendo dolores que le conviertan en un loco, etc., etc. Estoy dispuesto a sufrir todas estas pruebas, antes que cometer una traición a la generosa y humanitaria lucha por el bienestar de todos.
Estos ultrajes tan brutales que nunca había sufrido en mi larga vida de luchador en bien de los explotados y oprimidos, los he sufrido ahora por la feroz bestia que me juzga. Y aunque sé que esta protesta de un revolucionario honrado y de buena fe me podrá costar la vida, hice notar en mi declaración que el ejército es la institución más nociva, sostenedora de todas las tiranías, y que los que me juzgan actualmente son mis más feroces enemigos. Y como este inicuo proceder de mis jueces no ha de surgir de su propia iniciativa, sino que todo ha de ser obra de alguna consigna, me reservo mis comentarios para los hechos futuros.
Es posible que la pequeña imprenta de Avante sea decomisada según declaraciones del General Eulogio Ortíz, no obstante eso, nuestras actividades por Tierra y Libertad para todos no cesarán sino con la muerte.
Librado Rivera
Del periódico Verbo Rojo, 10 de marzo de 1929.
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